* La vida no es más que
un viaje por tren:
repleto de embarques y desembarques,
salpicado de accidentes,
sorpresas agradables,
en algunos embarques
y ...
profundas tristezas en otros.
*Al nacer, nos subimos al tren y
nos encontramos con algunas
personas las cuales creemos que
siempre estarán con nosotros en este viaje:
nuestros padres.
Lamentablemente la verdad es otra.
Ellos se bajarán en alguna
estación dejándonos huérfanos
de su cariño, amistad y su compañía irreemplazable.
*No obstante,
esto no impide a que se suban
otras personas que nos serán muy especiales.
Llegan nuestros hermanos,
nuestros amigos y nuestros maravillosos amores.
*De las personas que toman este tren,
habrá los que lo hagan como un simple paseo,
otros que encontrarán solamente
tristeza en el viaje, y habrá otros que,
circulando por el tren, estarán siempre
listos en ayuda a quien lo necesite.
*Muchos al bajar,
dejan una añoranza permanente;
otros pasan tan desapercibidos
que ni siquiera nos damos cuenta
que desocuparon el asiento.
*Es curioso constatar que algunos pasajeros,
quienes nos son más queridos,
se acomodan en vagones distintos al nuestro.
Por lo tanto,
se nos obliga hacer el trayecto separados de ellos.
*Desde luego, no se nos impide
que durante el viaje,
recorramos con dificultad
nuestro vagón y lleguemos ellos...
pero lamentablemente,
ya no podremos sentarnos a su lado
pues habrá otra persona ocupando el asiento.
*No importa;
el viaje se hace de este modo; lleno de desafíos,
sueños, fantasías, esperas y despedidas...
pero jamás regresos.
*Entonces, hagamos este viaje de
la mejor manera posible.
Tratemos de relacionarnos bien con todos los pasajeros,
buscando, compartiendo en cada uno, lo que tengan de mejor.
Recordemos siempre que en
algún momento del trayecto,
ellos podrán titubear y
probablemente precisaremos entenderlos
ya que nosotros también muchas veces titubearemos,
y habrá alguien que nos comprenda.
*El gran misterio, al fin...
es que no sabremos jamás
en qué estación bajaremos,
mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros,
ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
*Me quedo pensando si cuando
baje del tren, sentiré nostalgia...
Creo que sí.
Separarme de algunos amigos
de los que me hice en el viaje será doloroso.
Dejar que mis hijos sigan solos,
será muy triste.
Pero me aferro a la esperanza de
que, en algún momento,
llegaré a la estación principal y
tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje
que no tenían cuando embarcarón.
Lo que me hará feliz,
será pensar que colaboré con
que el equipaje creciera y se hiciera valioso.
* Amigos,
hagamos que nuestra
estadía en este tren sea
tranquila, que haya valido la pena.
Hagamos tanto, para que cuando
llegue el momento de desembarcar,
nuestro asiento vacío, deje añoranza
y lindos recuerdos
a los que en el viaje permanezcan.
Señor te pido que así Sea !!!
autor: Anónimo