Una vez, un hombre desenterró una estatura de mármol de gran
belleza.
Se la llevó a un coleccionista que amaba todas las cosas bellas
y se la ofreció en venta.
El coleccionista la compró al precio elevado.
Y se separaron...
Cuando el hombre se fue a casa con su dinero pensó
y luego se dijo a sí mismo:
“¡Cuánta vida significa este dinero! ¿Cómo puede alguien dar todo
esto por una piedra muerta, esculpida, enterrada en la tierra
durante mil años?”
Mientras tanto, el coleccionista completaba la estatua se decía:
“¡Qué hermosa!,¡Cuánta vida!,¡El sueño de una gran alma!
¡Y fresca con el dulce sueño de mil años!
¿Cómo puede alguien dar todo a cambio de dinero muerto y sórdido?”